Roma es una ciudad emblemática en cuanto a arquitectura, tuve la oportunidad de visitarla el año pasado junto a mis amigos y me pareció una ciudad muy bonita y con mucha historia.
Algunos de sus monumentos antiguos como el Coliseo, el Panteón o el Foro Romano me llamaron mucho la atención por su monumentalidad , sobre todo el Panteón. Estuve muy atenta a lo que nos decía nuestro guía, pues me daba mucha curiosidad cómo se habían construido. Se utilizaba mucho la piedra para construir y se empleaba el uso de arcos y bóvedas, lo que permitió que se construyeran espacios mucho más grandes y resistentes. Sin ninguna duda, me dejaron impresionada.
Otro de los monumentos que, a priori, no me llamaba mucho la atención pero que finalmente resulto el que más me había gustado, fue la Basílica De San Pedro.
Una vez más, me impresionó su enorme y amplio tamaño, parecía que todo estaba hecho a gran escala y esto me hacía sentir pequeña. Además, esta basílica recoge algunas de las obras más importantes del Renacimiento y Barroco, como la Piedad de Miguel Ángel, una escultura de mármol que representa a la Virgen María sosteniendo el cuerpo de Cristo, que impresiona por su perfección.
Por mucho que te fijabas, eran tantos detalles que alguno se te escapaba. Todo el diseño de las paredes y el techo que estaban adornados con mosaicos, mármoles, esculturas… daban una riqueza imposible de explicar. Por no hablar de la cúpula de Miguel Ángel perfectamente hecha. Era una combinación de arte e historia tan maravillosa que hizo que se convirtiera en mi monumento favorito.
Roma es una ciudad que sin duda alguna, volveré a visitar. Estar allí es como pasear por un museo al aire libre, todo está lleno de grandeza. Además, ya no solo la cultura, el ambiente que hay por las calles te da vida, la comida, sus helados… En conclusión, Roma es maravillosa.